Una perspectiva bíblica del aborto

'}}

Existen argumentos científicos sobre el momento exacto en que una vida humana comienza. Sin embargo, sigue siendo un debate internacional. Hoy en día tenemos foros de discusión, campañas políticas, marchas de protesta y demás movimientos que se encargan de luchar a favor o en contra del aborto. 

Sea cual sea nuestra postura, la realidad es que en muchos países ya han despenalizado e incluido el aborto como una práctica normalizada en la sociedad. Incluso puede ser un tema más cercano para unos que para otros.

Bajo esta realidad, ¿qué dice la biblia acerca del aborto? Desde la perspectiva bíblica, Dios quiere que entiendas que la vida humana es un acto de su amor, que fuimos hechos a la imagen y semejanza de Dios mismo y que su gracia descansa en la obra redentora de Cristo en la cruz. En las escrituras podemos encontrar principios que nos dirigen a observar la naturaleza del aborto. Te invito a meditar en 4 de esas verdades bíblicas.

1.- La vida humana es un acto de Dios

 El ADN funciona como un manual de instrucciones que dirige la formación de un bebé. Desde que el espermatozoide se fusiona al óvulo hasta el número exacto de huesos, músculos y órganos que se desarrollarán. Justo como lo describe el rey David en el Salmo 139: 13, 16 – 17 (LBLA) diciendo “porque tú formaste mis entrañas…mi embrión vieron tus ojos. Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que luego fueron formadas, sin faltar una de ellas”. ¿Puedes verlo?, la ciencia y la Biblia  son complementarias. Mejor aún, la ciencia está subordinada a la voluntad de Dios. Él mismo infunde aliento y cuida cada proceso durante el desarrollo de un bebé. No somos el resultado de un azar genético, sino de gracia por parte de Dios.

2.- Creados a la imagen de Dios

Cuando leemos en Génesis que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26) entendemos que cada ser humano ejemplifica la relación tomada directamente del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Tenemos personalidad, capacidad de relacionarnos, de amar, actuar, elegir y sentir. Justo como la Trinidad lo hace. Y esta capacidad está presente desde la concepción, aún cuando no se ha logrado expresar en un bebé del modo en que se expresa en un adulto. No somos un trozo de carne o un cúmulo de células simplemente, sino la imagen y semejanza de Dios.

3.- Dios es el dueño de nuestras vidas

Como médico en formación he notado la arrogancia humana sobre la ciencia. El aborto es tan solo un ejemplo del poder sobre la vida y la muerte que creemos tener. Poder que pertenece únicamente a Dios. La Biblia es clara al respecto al decir que “el Señor es quien da muerte y da vida, quien hace bajar al Seol o subir” (1 Samuel 2:6, LBLA). Es, por cierto, lo mismo que leemos en Job 12:10 cuando dice que “en la mano del Señor está la vida de todo ser viviente, y el aliento de toda carne de hombre”. Nuestra vida y  nuestra muerte está subordinada a la voluntad de Dios.

4.- El evangelio y el aborto

La gracia de Dios sobreabunda sobre cualquier pecado. Esta gracia esta disponible para cualquier persona, incluso aquellas involucradas en un aborto. En el Salmo 22:9-10 dice “a ti fui entregado desde mi nacimiento; desde el vientre de mi madre tú eres mi Dios”. Los bebés abortados encuentran gracia por parte de Dios, pues los cuida desde sus etapas más vulnerables. El resto, tanto la madre como las personas involucradas en el aborto, pueden encontrar la misma gracia en el sacrificio de Cristo en la cruz. A través del arrepentimiento, fe  y confesión de pecados. Y no se limita solo al aborto, sino a cualquier pecado cometido contra Dios. Nuestras faltas pueden ser muchas pero la gracia de Dios es infinitamente mayor.

Conclusión

La Biblia es clara respecto al aborto, y aún más sobre el pecado del ser humano. No debemos limitarlo solo porque resulta ser un tema más controversial en la actualidad. El juicio de Dios sobre el pecado es más determinante que el juicio de la humanidad hacia el aborto, a favor o en contra. El tema debe dirigirse directamente hacia Dios y lo que dice en su Palabra. Recordemos que la vida humana es un acto de amor por parte de Dios, que fuimos hechos a la imagen y semejanza y que su gracia está disponible en la obra redentora de Cristo en la cruz.



Autor: José Bryan Tuxpan Velázquez