La sexualidad y la suficiencia de las Escrituras

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Creer en las suficiencias de las Escrituras es un descanso para el creyente. Es saber que no hay aspecto de nosotros mismos que sean desconocidos para Nuestro Creador. 

Vivimos en un mundo en el que todos tenemos algo qué decir, donde la pluralidad de voces es el distintivo. No obstante, nuestra cultura de exceso de información exige filtros para saber distinguir la verdad en medio de tanta mentira, necesitamos oídos capaces de distinguir el ruido de lo armonioso y ojos capacitados para distinguir la verdadera belleza de lo meramente seductor.

Y Dios no nos ha dejado solos, por medio de la Biblia nosotros encontramos al Autor de la vida, quien nos conoce por nombre (Isaías 43:1-4) y quien conoce nuestras más profundas inquietudes. (Salmo 38:9)

El área de la sexualidad es un tema complejo, en el que diferentes voces, opiniones e ideas se levantan para decirnos algo respecto a cómo funcionamos. ¿A quién escuchar? ¿A quién creer? ¿A dónde ir? ¿Quién tendría la suficiente autoridad para poder guiarnos en medio de tanta confusión?

La Biblia nos menciona que nosotros fuimos creados a imagen de Dios (Génesis 1:27) en el Salmo 139:13 Dios nos dice que formó nuestras entrañas. Nuestro creador nos formó en cuerpo y alma, con toda nuestra dignidad, facultados para conectar, entre nosotros y por sobre todo con el Creador de nuestra imagen y eso incluye nuestros aspectos biológicos y sexuales.

Vista de esta manera, nuestra sexualidad, la cual podemos pensar como algo oscuro o sucio, no lo es de ninguna manera. Si nos remontamos al diseño de la creación, tenemos que recordar lo bueno que el Señor dijo que era toda su creación y como toda cosa buena, sólo nos puede apuntar a su Diseñador. 

Si continuamos con nuestra lectura bíblica, encontraremos relatos sobre el papel que juega la sexualidad para afianzar y sostener el amor de una pareja enamorada.  En Cantar de los cantares encontramos un texto lleno de erotismo que refleja la valía de la sexualidad ante los ojos de Dios en el lecho matrimonial. Diseña tanto al hombre como a la mujer para reflejarlo a Él, para que tengan una unidad tan especial como la tiene el Dios trinitario.

Así que por definición Dios nos hizo así: seres sexuales, seres en búsqueda de conexión y encuentro.

Si así fuimos creados ¿Entonces por qué es un tema difícil de abordar y en el cual también nos cuesta pedir ayuda? 

La caída descrita en Génesis 3, nos genera confusión, un sentido de pérdida y desconexión que nos hace sentir huérfanos…Pero no lo estamos. 

La biblia nos demuestra una y otra vez, la incesante búsqueda de Dios por los extraviados, los débiles y quebrantados. Un amor que no para y no se frena. 

Podemos sentir que en el área sexual, Dios se muestra lejano y desconectado, no obstante, como amante de nuestra alma, nos recuerda que Él vino a dar vida y abundancia en lo que otro, el adversario de nuestra alma, el diablo, vino a destruir, robar y matar (Juan 10:10)

Nuestra sexualidad, desde el punto de vista de la redención y dentro del matrimonio, es la oportunidad que tenemos para conectar tan profundamente con Él, para poder redefinir nuestra identidad y ser bajo los términos divinos. 

Es poder entender que Él nos diseñó para no sentir miedo o vergüenza, cosa que sí nos produce el pecado. Fuimos pensados para ser cuerpo y alma, razón y tacto, en un todo armonioso. 

Al leer la biblia podremos encontrar un tesoro para nuestras más grandes inquietudes, la respuesta amorosa de un Dios que no censura, sino que purifica y que nos permite preguntar y ser aconsejados por una verdad inalterable, que no tiene principio ni fin. 

Te invito a hacer preguntas y encontrar las respuestas en la Palabra de Dios, una Palabra que representa la firmeza de las certezas que todos los seres humanos buscamos incesantemente en medio de nuestras luchas, aun las más ocultas, las que nos avergüenzan pero que más comúnmente, son luchas y batallas que compartimos con otros creyentes. 

Dios aún quiere hablarnos, quiere que seamos cuerpo y que juntos, podamos aconsejarnos en la toma de decisiones de nuestra vida con la biblia en la mano pero sobretodo, con la biblia en el corazón. 



Escrito por: Paola Espinosa