El Veneno Silencioso: Cómo Reconocer y Vencer la Amargura
Efesios 4:31-32 “Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia. Sed bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo”
En el mundo caído en donde vivimos, convivimos con personas en nuestra familia, trabajo, sociedad, vecinos, etc., que la mayoría no conoce a Jesús como su Rey. Por lo que sus reacciones naturales (carnales) a las circunstancias negativas de la vida son tan negativas y malas como las mismas circunstancias con las que pelea.
Pero aún nosotros en nuestro proceso de santificación seguimos enfrentando circunstancias negativas, hirientes y dolorosas como: la blasfemia, la discriminación, la violencia, la injusticia y eventos del pasado que aún nos duelen porque no han sido sanados totalmente. La ira, decepción, enojo, rencor, etc., con el paso del tiempo, se convierte en AMARGURA.
La AMARGURA, no es una decisión, es una condición de nuestro corazón.
Dice: Proverbios 4:23 “Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida”
Proverbios 14:10 “El corazón conoce su propia amargura, y un extraño no comparte su alegría”
Hebreos 12:3 “Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en nuestro corazón”
Hebreos 12:10-11 “Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su Santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza, en embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia”
Hebreos 4:15-16 “Porque no tenemos sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino que uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para la ayuda oportuna”
Entendamos que al final la amargura es un pecado entre muchos y Jesús murió por ellos, abraza la fe, el perdón y la misericordia y responde con ellas en vez de responder con AMARGURA.
Escrito por: Gabriela Ávila López
Notas y apuntes propios de la participación en el “Seminario de Amargura” impartido por The ministries of Faith Church of Lafayette.
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