1 PEDRO 5:6-9

En algún momento de nuestras vidas, todos hemos experimentado momentos o situaciones que nos causan angustia y temor. Sin embargo, en la Palabra de Dios podemos encontrar la ayuda que necesitamos para soportar, afrontar y superar estas emociones.

1. Humíllate ante Dios (1 Pedro 5:6)

Descansa, obedece y sométete a Dios. Deja a un lado tu orgullo y la arrogancia de pensar solo en ti, y confía en Aquel que tiene todo el poder para cambiar las cosas, lo cual hará a su debido tiempo. Recuerda, Dios da gracia a los humildes (Santiago 4:7b).

2. Pon tu ansiedad en manos de Dios (1 Pedro 5:7a)

Entrega todos tus temores y angustias al Señor (falta de salud, falta de recursos, temor e incertidumbre por el futuro, separaciones, etc.), sabiendo que Él siempre tiene cuidado de nosotros.

3. Ten dominio propio (1 Pedro 5:7b)

Ten claridad de mente y quita las actitudes y pensamientos pecaminosos que ofenden a Dios, sabiendo que Él tiene control de todas las cosas y que es el Soberano del universo quien cuida de nosotros. Porque el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5:22-23).

4. Sé sobrio (1 Pedro 5:8)

Debemos estar alertas porque tenemos un adversario terrible que nos tienta cuando sabe que estamos débiles, desanimados y apartados de Dios, porque sabe que nos puede hacer caer más fácilmente y que tendremos malas consecuencias por ello. Cuán bienaventurado es el hombre que medita en la ley del Señor y en ella se deleita (Salmo 1:2).

5. Resiste al Maligno (1 Pedro 5:9)

La única manera de poder resistir los ataques del enemigo es manteniéndonos firmes en la fe en Aquel que ya lo venció en la cruz y que resucitó al tercer día, sabiendo que las mismas aflicciones se van cumpliendo en los hermanos en todo el mundo. Por lo tanto, aunque estemos pasando por situaciones difíciles, nuestro gozo y alegría no dependen de las circunstancias sino de nuestra relación y comunión con Cristo. Por tanto, sométanse a Dios, resistan al diablo y huirá de ustedes (Santiago 4:7).

Entonces recuerda: Un verdadero ciudadano del Reino de Dios se mantendrá sobrio y alerta para resistir las pruebas y tentaciones del enemigo, cultivando la práctica constante y permanente de las disciplinas espirituales, es decir, lectura, estudio, meditación y aplicación de la Palabra de Dios, así como la oración, el ayuno en casos necesarios, la adoración y la reunión congregacional. Si sabemos esto, bienaventurados seremos si lo hacemos.

Salmo 27:1 “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?”.

Escrito por: Lupita Luvianos

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