La Biblia y la Identidad de Género
Alguna vez te has preguntado lo siguiente:
¿Qué nos dice la Biblia sobre la identidad de género?
¿Cuál es nuestra identidad como creyentes?
¿Cómo puedo responder bíblicamente a una persona sobre ese tema?
Empecemos con la definición de “identidad de género” que el mundo da: La identidad de género es cómo te sientes en tu interior y cómo expresas tu género a través de tu manera de vestir, de comportarte y de tu apariencia personal.
Así es como el mundo lo define, ahora acompáñame a ver qué es lo que nos dice Dios a través de su palabra en Génesis 1:27-28, 31.
En el principio que Dios creó la tierra, todo lo que hizo (durante seis días), lo hizo “bueno en gran manera” (vs 31). Y vemos algo súper importante que dice: ”Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el hombre es un ser que es capaz de encarnar los atributos comunicables de Dios (intelecto, voluntad y emoción), y no sólo por esa parte sino también el sentido moral (porque en ese momento Adán era perfecto).
Ahora fíjate bien lo que dice después: “Varón y Hembra los creó” (vs 27). Si todo lo que Dios creó era “bueno en gran manera” (vs 31) ¿No crees que el haber creado “varón y hembra” también era bueno, funcional y suficiente? Además, Dios los hizo así (físicamente diferentes) a fin de cumplir el mandamiento de Dios que era multiplicarse (vs 28), de otra manera el mundo no podría haber progresado. Sin esas dos personas (varón y hembra) no pudiera existir descendencia.
Quiero que pienses en el siguiente ejemplo: La persona que creó el cepillo de dientes lo creó con características específicas (más fino, pequeño, etc.) y para que cumpliera una función (lavar los dientes), si otra persona llega y lo quiere usar para barrer su casa ¿qué le dirías? Creo que la respuesta es obvia, es algo irracional y vergonzoso de hacer, porque no fue creado para eso y solamente una persona que tiene una mente reprobada pudiera hacer tal cosa (Romanos 1:28) , entonces de la misma manera pasa con los hombres y las mujeres, son creados diferentes (no quiere decir que uno es mejor que otro) para desempeñar diferentes funciones, de otra manera no puede ser.
Por último, es bueno recordar que como creyentes nuestra identidad no está en lo que yo creo que soy, no está en lo que el mundo diga que soy, porque ahora nosotros tenemos una nueva identidad en Cristo; antes éramos esclavos del pecado (Romanos 6:17) ahora somos siervos de justicia (Romanos 6:18), antes éramos hijos de desobediencia (Colosenses 3:6), pero ahora somos revestidos de nuevo (Colosenses 3:10), antes éramos hijos de la cautividad (Esdras 2:1 y Nehemías 7:6) ahora somos pueblo suyo (1 Pedro 2:9-10), antes éramos hijos del diablo (1 Juan 3:8) ahora somos hijos de Dios (1 Juan 3:1 y Juan 1:12) y todo eso no lo hemos logrado por quién seamos nosotros, sino por quién es Dios y lo que Él ha hecho por nosotros.
¿Puedes verlo ahora? Ya no somos lo que digamos que somos, porque ahora tenemos una nueva identidad en Cristo: “Hijos de Dios”.
Autor: Alberto Pérez