¿Cómo vivir en pureza durante la juventud?
Quiero empezar haciendo unas preguntas. Te invito a que las reflexiones y medites en ellas: ¿Has pensado en cómo es vivir en pureza? ¿Te has puesto a reflexionar si puedes vivir puramente? ¿Cómo vives tu vida? Una vez que has reflexionado cómo vives tu día a día, ¿Crees que vives en pureza? Las respuestas están en la Palabra de Dios, sólo ahí podemos encontrar las respuestas.
Acompáñame a leer Salmos 119:9, parece un versículo sencillo, corto, pero muy profundo. Comienza con una pregunta:
En nuestro caso, en nuestra vida cotidiana tenemos diferentes herramientas que nos ayudan a limpiar otras cosas. Por ejemplo, un trapo, una jerga, una escoba, un jabón, etc.
Esas herramientas fueron creadas para limpiar, y si para eso fueron creadas, es porque algo se necesita limpiar, no limpiamos algo que ya está limpio, si todo estuviera limpio no hubiera existido la necesidad de crear esas herramientas.
Entonces, veamos, lo primero que quiero que notes es que el joven va a limpiar su camino . ¿Eso qué significa? Significa que en el camino va a haber suciedad, significa que en el camino va a existir polvo, lodo, tentaciones que harán que el camino esté sucio, pedregoso y difícil de pasar sin mancharte. Creo sin duda que para los jóvenes en nuestra actualidad, el camino está lleno de suciedad y que constantemente estamos a un paso de ensuciarnos.
Estamos rodeados de Series, Películas, Música, Instagram, Facebook, Tiktok o Netflix, que en su mayoría, tiene cosas que no glorifican a Dios, y muchas veces (seamos honestos) la pureza no está presente en esas regiones. No quiero decir tampoco que todo es malo, y que no debes tener Netflix, sin embargo, a lo que quiero llegar es que nos podemos desviar fácilmente.
Es por eso que solos no vamos a poder, necesitamos la ayuda de Dios, y como menciona Job: “hacer pacto con nuestros ojos” (Job 31:1-4). Guardar nuestra vida, mente y corazón (Proverbios 4:23). Eso lo vamos a lograr siempre y cuando nuestra vida esté fundada en Él.
Creo que todos nos hemos desviado, todos nos hemos ensuciado (Romanos 3:10-12).
Aquí el Salmista nos da una simple respuesta que es: “Con guardar tu palabra” . No sé tú pero al menos yo no guardo Su Palabra, constantemente caigo y pido a Dios por restauración.
Ahora, ¿Qué significa “guardar” la Palabra de Dios? Es el hecho de meditar, analizar y recordar, no siempre, sino continuamente la Palabra de Dios. El salmista en otro pasaje menciona “Tu alabanza estará de continuo en mi Boca” . Cientos de años más tarde Jesús dijo en Juan 14:15,21, que si lo amas guardas sus mandamientos (Su Palabra). Más tarde en Juan 17:17, Jesús mismo oró por ti y por mí. En el monte de los Olivos el oró: “Santifícalos en tu Verdad, tu palabra es Verdad” . No podemos guardar Su Palabra por nuestras propias fuerzas, verás que caerás fácilmente, pero podemos ser santificados, es decir, apartados, a través de Su Palabra.
¿Qué tal tu vida? ¿Lo amas? Puedo decir con Pablo que caigo aunque no quiera, pero el problema no está en las aplicaciones, no está en las personas de afuera sino lo que está en mi corazón, mi pecado, Romanos 7:17-20. Estamos sucios y lo único que nos puede limpiar y darnos pureza es la sangre de Jesús, el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y
¿Cómo lo hace? La respuesta está en 1 Juan 1:9:
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
La única forma de vivir una vida pura es teniendo un arrepentimiento genuino; un creyente no es creyente porque no peca, sino porque cuando peca se arrepiente. La vida del creyente no está enfocada a lo que nosotros podemos lograr, sino en lo que Dios logra en nosotros. Nosotros no podemos cumplir a la perfección Su Palabra, por eso Él vino y lo hizo por nosotros, y ahora nosotros no vamos a decir “bueno no voy a poder, ya ni modo”, sino por amor a Él vamos a esforzarnos y ser valientes (Esdras 10:4, Josué 1:6, 7, 9) y vivir una vida que a Él le agrade.
¿Cómo voy a vivir en pureza? Mediante una vida que guarde Su Palabra, que medite en Dios (Filipenses 4:8-9), que esté sujeta a Dios y, que cuando caiga, se arrepienta y continúe con la carrera que tiene por delante.
Autor: Alberto Pérez.