6 Consejos para glorificar a Dios en la escuela
Como cristianos es común que hayamos escuchado que debemos glorificar a Dios, pero a veces no sabemos a qué se refiere esto o cómo hacerlo. Es por esto que para iniciar podríamos preguntarnos, ¿qué es “glorificar a Dios”?.
Glorificar a Dios es vivir de una manera que le agrade y refleje. De hecho, para eso hemos sido creados los humanos, esto lo vemos desde Génesis, “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” (Génesis 1:26). El Dios trino nos creó a su imagen para reflejarle. Así que ¿Cómo glorificar a Dios en la escuela? Permíteme darte algunos consejos para lograr cumplir esto:
¿Cómo dar gloria a un Dios que no conocemos? Dios nos ha revelado las Escrituras porque es un Padre misericordioso que quiere que le conozcamos y amemos. Es fundamental para la vida del creyente la lectura constante de la Palabra de Dios. No podemos amar ni reflejar a quien no conocemos. Además, son solo las Escrituras las que pueden alumbrar nuestro camino en este mundo de tinieblas y darnos sabiduría (Salmo 119:130).
Es necesario acudir a Dios en oración para que sea Él quien nos ayude a confiar en su control y no estar afanosos por las presiones que la escuela suele implicar (Filipenses 4:6). Puedes orar a Dios antes de tus clases, antes de hacer tu tarea o un examen, esto te ayudará a descansar en su cuidado y poner cada una de tus actividades en sus manos, en lugar de estresarte al no lograr tener el control de todo. También, gózate y dale gracias por todo lo que Él en su gracia te ha dado y permitido, porque aún las situaciones difíciles las usa para el mayor bien que es hacernos cada vez más como Cristo (Romanos 8:28-29).
Seguimos cayendo cada día, a pesar de ser nuevas criaturas en Cristo, es por esto que nuestro Padre nos llama a correr a Él en arrepentimiento y confesión por cada uno de nuestros pecados (Proverbios 28:13). Recuerda que Dios es fiel y justo para perdonarte, ¡arrepiéntete de tus pecados y apártate de ellos! ¡Vive como un hijo obediente al Padre celestial!
Sinceramente, no podemos hacer nada que sea digno de honrar a Dios si tratamos de hacerlo en nuestras propias fuerzas, esto es porque somos débiles, somos pecadores, pero esto no es algo que nos debe desanimar sino fortalecer y dar descanso, porque Él ha dicho “… Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” (2 Corintios 12:9a). No se trata de lo que tú puedas hacer sino de lo que Él ya hizo y continúa haciendo en ti. Así que reconoce tu debilidad y recuerda que necesitas depender totalmente de Cristo para que sea Él quien viva en ti (Gálatas 2:20-21), te fortalezca y pueda glorificarse con tu vida.
Uno de los principales llamados que Dios nos hace es ser sembradores del evangelio. En la escuela puedes glorificar a Dios al compartir las grandiosas noticias de salvación en Cristo con tus compañeros y amigos.
Dios sí nos llama a esforzarnos en cada área de nuestra vida, incluida la escuela, pero esta no debe ser nuestra principal prioridad, sino nuestro llamado en Cristo. En ocasiones nos centramos tanto en la escuela que podemos llegar a convertirla en un ídolo al que adoramos tanto que estamos dispuestos a pecar por obtener lo que queremos, por ejemplo: al hacer trampa en un examen para sacar buenas calificaciones, al poner nuestra identidad en lo que otros dicen de nosotros y buscar nuestra propia gloria al anhelar ser populares o incluso caer en ansiedad al querer tomar el lugar de Dios e intentar tener el control de todo, lo que solo nos llevará a frustrarnos cuando las cosas no resulten como las planeamos.
Todos estos son pecados que no agradan ni glorifican a Dios, son un intento de alabarnos a nosotros mismos o a cosas mundanas. Como hijos de Dios no somos llamados a conformarnos al patrón de este mundo caído, sino a ser transformados para vivir conforme a la buena voluntad de nuestro Padre. ¿Por qué poner nuestra esperanza en cosas pasajeras si es Dios quien tiene el control? (Daniel 2:21) aprendamos a depender de Él y descansar en su soberanía.
Hemos sido creados para adorar al único Dios digno de alabanza y esa debe ser nuestra prioridad, así que examina tu corazón, pregúntate ¿cuáles son mis prioridades? ¿Estoy viviendo para Dios o para cualquier otra cosa del mundo? ¿Cuáles son mis motivaciones? y pide a Dios que te ayude a hacer los cambios necesarios en tu vida.
Sometámonos a Dios y vivamos para darle gloria en todas las áreas de nuestra vida, recuerda que ese es el propósito de cada uno de nosotros como hijos suyos. Oro a Dios que este artículo sea de bendición a tu vida y te ayude a glorificarle cada día.
Autora: Alexia Taylor Jiménez