¿Cómo glorificar a Dios con tu matrimonio?
El señor “Ego” y la señora “Ísta” han decidido casarse y formar la familia “Ego-Ísta”. En este caso su matrimonio está descrito a la perfección por el nombre — ¿qué crees que les esperará?
Por su naturaleza caída el ser humano busca su propio bienestar antes que el de los demás. Como seres caídos buscamos satisfacer nuestros deseos por sobre los deseos de otros. Cada matrimonio tiene un nombre distinto en la invitación de boda, pero de una manera alegórica el apellido es el mismo, en nuestro caso fue Eduardo Ego y Brenda Ísta, ¿qué puede salir mal?
Dios instituyó el matrimonio, él diseñó cómo debía ser, unió a dos seres humanos hechos a imagen de Dios, varón y hembra los creó (Génesis 1:27), para que el uno y el otro pudieran disfrutar de su compañía y complementarse, pues sabía Dios que no era bueno que el hombre estuviera solo (Génesis 2:18). Esta pareja tenía una comunión perfecta, no había nada que les impidiera ser transparentes, en otras palabras, no había deseos egoístas ni nada que ocultar. Esta hermosa relación se vio afectada por la desobediencia del hombre hacia Dios. Después de esto, cualquier relación entre dos seres humanos, corrompidos por el pecado, no sería igual de hermosa que la relación entre dos seres humanos sin corrupción.
Una vez corrompida esta relación, cualquier persona debe tener presente que, por nuestra naturaleza caída, somos pecadores. Soy un pecador y cualquier mujer con la que yo considerara casarme, y con quien me casé, también lo será. Tú amigo lector(a), también lo eres, por naturaleza somos egoístas, piensas sólo en ti, no podemos negar este hecho.
Piensa en una vez que tu esposa(o) te haya hecho enojar (seguramente han de ser pocas veces, ¿verdad?).
Si NO eres egoísta, lo primero que piensas es en reconciliarte, aunque tu cónyuge no esté arrepentido o no quiera pedirte perdón. Pero SI eres egoísta, pasan por tu cabeza frases como: “yo no tengo por qué pedir perdón”, “él fue el que se equivocó”, “ella tiene que venir a pedirme perdón”, etc. Puede pasar mucho tiempo hasta que uno de los dos decida tratar de arreglar las cosas, hay quienes aún están peleados con su pareja y llevan meses enojados ¿con quién te identificas más?
Dios no diseñó el matrimonio para que fuera así, tenemos relaciones imperfectas por el pecado que habita en nosotros. Por esta razón sabemos que en nuestro matrimonio todo puede salir mal. Esto no debe desanimarnos, al contrario, como creyentes esto nos lleva a recordar que alguien ya nos libró de este “cuerpo de muerte”, fue Jesús mismo quien, por la fe en su muerte expiatoria, nos ha hecho nuevas criaturas. Por la fe, la familia “Ego-Ísta” ha recibido una nueva naturaleza y con ella una nueva esperanza.
Por la fe en Jesucristo podemos apegarnos al divino diseño original de Dios (a pesar de estar en una relación entre dos pecadores). Por la fe en la sangre derramada de Jesús en la cruz, podemos reflejar la imagen de Dios a nuestro cónyuge, a nuestros hijos, familia, vecinos y amigos. Así también podemos derramar el mismo amor que Dios ha derramado en nuestros corazones (Romanos 5:5) y podemos amar a nuestra esposa como Cristo amó a la iglesia (Efesios 5:23), con un amor incondicional, inalterable, eterno, misericordioso y perdonador. Al hacer esto traemos gloria a Dios.
Como creyentes, sabemos que somos pecadores justificados por la justicia de Cristo y podemos glorificar a Dios por medio de Él. Lo glorificamos en nuestro matrimonio cuando ejercemos las disciplinas espirituales, como leer la Biblia, orar, meditar y memorizar la Palabra de Dios, etc. Si no haces ninguna de estas actividades con tu pareja, te invito a que lo hagas, hoy es la oportunidad que Dios te da para cambiar. Sin embargo, también glorificas a Dios, en tu relación matrimonial, al reflejar el amor de Dios hacia su iglesia. Por ejemplo, cuando:
• Amas a tu cónyuge
• Reconoces tus faltas y pecados en contra de tu cónyuge
• Pides y otorgas el perdón
• Sirves en lugar de ser servido
• Dejas de ser egoísta y buscas el bien de tu pareja antes que el tuyo
• Buscas el bienestar espiritual de tu pareja
Dios nos pide que nos soportemos los unos a los otros, “soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”.
Colosenses 3:13-14 (RVR1960).
Así mostramos un pequeño destello de la imagen de nuestro Dios en el matrimonio y…
“Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
Mateo 5:16 (LBLA).
Autor: Eduardo Tapia