¿Cómo compartir el evangelio con amigos?

Recuerdo el momento en que mi amigo Mike de la secundaria me enseñó por primera vez a armar el cubo de Rubik, y el gran entusiasmo y preocupación que tenía. Me hablaba con tanta pasión que anhelé tener en mi vida lo que él poseía. Mike no reparaba en gastos al enseñarme, incluso me compró un cubo para que yo pudiera aprender. Y cuando al fin logré armarlo, me dijo: “Bryan, ahora te toca a ti enseñarle a otras personas”. Sabía que no era sencillo, yo no tenía la misma paciencia y determinación que él, pero ya había hecho del cubo de Rubik mi pasatiempo favorito. Y ahora yo estaba entusiasmado por compartirlo con otro

De un modo similar, Dios quiere que entiendas que compartir el evangelio con otras personas puede resultar una tarea difícil pero necesaria. Es la salvación del alma de una persona la que está en juego, no un pasatiempo. Parece que olvidamos que nosotros mismos fuimos expuestos a la palabra de Dios de la misma forma que debemos exponerla, porque fue gracias a ese desconocido, amigo o familiar que Dios utilizó, que el evangelio llegó a nosotros de tal forma que hoy podemos gozarnos de la salvación en Jesús. Tanto ellos como nosotros hoy día recibimos el mismo llamado de “ir y hacer discípulos a todas las naciones, …” que encontramos en Mateo 28: 19, 20 y Marcos 16:15,16.

Compartir el evangelio es una orden. No hay excusa para no hacerlo. Así que, ¿cómo podemos compartir el evangelio con amigos? Permíteme darte 3 puntos que debes considerar para hacerlo.

1.- ORACIÓN

El acto de amor más importante que puedes hacer por otra persona es orar. En primer lugar, ora para que Dios trabaje en sus corazones. Que Dios les muestre su amor y su condición pecadora delante de Él para que puedan ver su necesidad de salvación a través de Jesús (Juan 3:16). En segundo lugar, ora por sabiduría y dirección para poder predicarles diligentemente el evangelio (Santiago 1:15). Que sea Dios hablando a través de ti, con la Biblia, y no solo palabras sin propósito. Es un amigo del que hablamos y seguramente alguien importante para ti. Compartirle a él o ella el evangelio debe ser igual de importante que a un desconocido.

2.- EVANGELIO

La plática dirigida al evangelio siempre será la más edificante. Recuérdale de manera puntual que su condición delante de Dios está rota. Todos somos pecadores, no hay justo ni aun uno y que nosotros no buscamos a Dios (Romanos 3:10,11). Comparte que, aun sobre la muerte en nuestros delitos y pecados, Dios nos ofrece vida a través de Jesús (Efesios 2:5). Finalmente explica que si su arrepentimiento es genuino, si su deseo de ser perdonado es real, Dios es fiel y justo para perdonarle y limpiarle de toda maldad (1 Juan 1:9).

3.- CONFIANZA Y SEGUIMIENTO

No puedes hacerte cargo del alma de otra persona, esa es tarea de Dios. El efecto de compartirle el evangelio a un amigo es íntimo en su relación con Dios. Ten confianza en que Dios te ha guiado exitosamente con sus palabras para compartir su mensaje.

No presiones una respuesta después de que terminaste de hablar, simplemente agradece a Dios por la oportunidad y encomienda el corazón de tu amigo o amiga a la voluntad de Dios.

Después de compartir el evangelio, continúa orando por esa persona. Si hay oportunidad de volver a hablar del tema sin presionarlo, hazlo. No permitas que se convierta en una obsesión el que tu amigo acepte el evangelio y, entiende en amor, si te piden que dejes el tema a un lado. El Espíritu Santo es el único que puede dar el entendimiento del evangelio a las personas, nosotros debemos compartir el mensaje.

No desmayes, no es una tarea imposible. Dios mismo nos equipa para la comisión a la que nos ha llamado. Confía en Él y glorifícale el proceso. Alégrate de la hermosa oportunidad que el Rey de reyes nos ha dado para expandir el reino de Dios en la tierra.

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…”
Romanos 1:16




Autor: José Bryan Tuxpan Velázquez